El séptimo planeta desde el Sol y el tercero más grande de nuestro Sistema Solar, es también el primero que fue descubierto gracias a la invención del telescopio. El astrónomo alemán, William Herschel, descubrió al planeta Urano el 13 de marzo de 1781, utilizando un instrumento construido por él mismo, aunque en un principio reportó que se trataba de un cometa, de la misma manera que antiguamente había sido confundido con una estrella.
Urano se distingue por su atmósfera formada por hidrógeno, otros hidrocarburos y metano. Este último absorbe la luz roja, otorgándole los tonos azules y verdes que posee. Otra de sus características importantes es el hecho de que, de manera inusual, se encuentra inclinado hacia un costado. Se cree que la posición puede ser el resultado de una colisión con otro cuerpo celeste durante la etapa temprana de cuando se generó nuestro sistema.
Es en el año 1977, mientras astrónomos observaban la ocultación de una estrella detrás del planeta, el científico estadounidense James L. Elliot descubrió la presencia de cinco anillos que rodeaban a Urano. Los llamó Alpha, Beta, Gamma, Delta y Epsilon, desde el que se encontraba en la parte más interna a la más externa respectivamente. Prácticamente diez años después, en 1986, durante un viaje exploratorio al planeta se descubrieron cuatro más. Los anillos de Urano son claramente diferentes de los de Júpiter y Saturno, y pareciera existir entre ellos una tenue distribución de polvo a lo largo del conjunto.
Además, se ha comprobado que este gigante gaseoso posee 27 satélites naturales conocidos, los cuales giran y se mueven en el mismo sentido en el que gira el planeta, siendo ninguno poseedor de atmósfera. Las dos lunas mayores, llamadas Titania y Oberón, fueron descubiertas por Herschel en 1787. Asimismo, un equipo de científicos que trabajaba con el telescopio Hale en el Observatorio Monte Palomar, anunció el descubrimiento de dos nuevas lunas en noviembre de 1997, se trata de las más distantes del planeta y que presentan diámetros relativamente pequeños.
La nave Voyager 2 ha sido la única sonda capaz de aproximarse a Urano, en 1985, durante su trayectoria a Neptuno. Las observaciones otorgaron una mejor comprensión de la atmósfera del planeta, así como los descubrimientos de un gran número de lunas y las primeras observaciones de sus anillos. También, el Telescopio Espacial Hubble (HST) lo ha observado en varias ocasiones, revelando la aparición ocasional de tormentas.
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