En las civilizaciones antiguas se le dio carácter de divinidad y en la actualidad es el cuerpo celeste del que tenemos mayor conocimiento científico.
A diferencia de planetas que no tienen satélites -como Venus y Mercurio- y otros que tienen muchos -como Júpiter, Saturno, etc.-, la Tierra solo tiene a la Luna, la que se cree fue en algún momento de la historia del sistema planetario solar, fue parte de la propia Tierra.
Se manejaban tres hipótesis sobre el origen de la Luna. La primera postulaba que la Luna habría sido un pequeño planeta que quedó atrapado por nuestra órbita. Se descartó esta hipótesis debido al tamaño de la Luna, que habría hecho imposible su dependencia a la Tierra. Otra teoría decía que podría haberse formado junto a la Tierra en los inicios del sistema planetario solar. Esta idea también fue descartada. Con las primeras misiones a la Luna se empezó a dilucidar este misterio.
De acuerdo a las investigaciones realizadas, la Luna posee la misma composición que la superficie terrestre, por lo que la idea que la Luna alguna vez fue parte de la Tierra se hizo general y aceptada. La forma en que se separó de la Tierra fue a causa del choque con un protoplaneta similar al tamaño de Marte, originando que los pedazos resultantes del impacto se agruparan y formarán finalmente a la Luna.
La llegada a la Luna en el año 1969 marca un hito en la exploración espacial, a partir de esta fecha se realizarían numerosos viajes e investigaciones que nos brindarían todo el conocimiento que actualmente poseemos de nuestro satélite. Sin embargo, la Luna ha sido abandonada en desmedro de misiones hacia otros planetas. Se tiene planeado la vuelta del hombre a la Luna para el año 2018.
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