La vida es una serie de hechos concatenados, algunas veces felices y otras tristes, que nos guían por caminos inesperados.
Precisamente, esto fue lo que le ocurrió a uno de los más grandes genios de la historia de la astronomía, el alemán Johannes Kepler. Las condiciones en las que se inició su vida, le auguraban un futuro nada promisorio. Sin embargo, gracias su inteligencia y constancia pudo revertir las desfavorables situaciones que le presentó la vida.
Los primeros años de su existencia, los pasó en Weil der Stadt, ciudad en la que nació. Fue criado por su madre, la que administraba una casa de huéspedes además de fungir de curandera y herbalista. A la edad de cinco años, el pequeño Johannes observó por primera vez un cometa, llevado por su madre. Luego sería su padre -un mercenario que siempre se encontraba fuera de casa en campañas militares- el que le haría observar un eclipse de luna.
Años más tarde y ya desaparecido su padre, Kepler ingresa a la Universidad de Tubinga, donde estudia ética, dialéctica, retórica, griego, hebreo, física y astronomía, sin embargo luego decide convertirse en ministro luterano para lo cual estudia teología. Durante sus estudios en Tubinga, Kepler conoce al profesor Michael Maestlin, el que le enseña el sistema heliocéntrico de Copérnico, sólo reservado para los estudiantes más brillantes.
A comienzos de sus estudios de teología, Kepler abandonó la universidad por un puesto de trabajo en la escuela protestante de Graz, para luego mudarse a Praga bajo la invitación de Tycho Brahe, matemático imperial de Rodolfo II. En este punto de su vida, Kepler se encontraba abocado a la astronomía y al estudio de los cuerpos celestes.
A la muerte de Tycho Brahe, Kepler tiene acceso a todos los estudios de este, de los que se nutre y complementa sus trabajos sobre astronomía. Su consagración llegaría finalmente en el año 1609, cuando formula sus tres famosas leyes sobre el movimiento de los planetas alrededor del sol. Este hecho lo catapulta como el mejor astrónomo de su época. Finalmente fallece en el año 1630, luego de legar al mundo todos sus conocimientos.
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