La Edad Media: Astronomía a medias

Los intelectuales de la civilización occidental recuerdan no muy gratamente aquella época en la que el conocimiento era restringido, censurado y prohibido.


Ir contra las creencias de la Iglesia en materia científica significaban penosas torturas y algunas veces hasta la muerte. Debido a estas circunstancias y aún más, la ciencia en el mundo occidental no produjo mayores avances en materia astronómica, siendo los líderes durante este período los musulmanes. Es gracias a ellos que el mundo occidental no olvida los viejos conocimientos griegos.

Con la caída del Imperio Romano, los astrónomos árabes consiguieron recopilar y aprovechar gran cantidad de información. La complementación con sus propios estudios y trabajos les permitió crear instrumentos de observación como por ejemplo el astrolabio, entre otros. La misma información que fue transmitida de griegos y romanos a árabes, fue retransmitida a los españoles cuando los moros ocuparon territorio europeo.

Así fue como Alfonso X, bien llamado el Sabio, elaboró las Tablas Alfonsíes, basándose en las observaciones del astrónomo árabe-cordobés Al-Zarkali. Estas tablas muestran las posiciones exactas de los astros en el cielo de la ciudad de Toledo desde comienzos del año 1252. El uso práctico que se le dio a las tablas fue el cálculo de la posición del Sol, la Luna y los planetas en relación con el sistema ptolomeico. Estas tablas fueron difundidas por toda y Europa y muy utilizadas por los astrónomos hasta la llegada del Renacimiento y las nuevas ideas que cambiarían la historia de la astronomía.


Otro de los méritos de Alfonso X el Sabio, fue la traducción de numerosas obras astronómicas y astrológicas de procedencia árabe y judía. En Alemania, Johhanes Muller, conocido también como “Regiomontanus”, fue de los pocos que se atrevió a realizar nuevas mediciones y observaciones. Finalmente en 1474, publicó en la ciudad de Nuremberg, sus tablas planetarias.

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