Tsunamis solares: Un intenso oleaje de calor

Quizás sólo en alguna pesadilla podríamos imaginar un mar de fuego, con olas gigantescas y abrumadoramente calurosas.


Este fenómeno no es ficción sino es natural de la estrella más grande de nuestro Sistema Solar, el Sol, al menos así lo ha confirmado la NASA el último tiempo.

Fue en el año 1996 que físicos solares presenciaron lo que calificaron como enormes olas de plasma caliente desplazándose sobre la superficie solar, pero no tardaron en aparecer los escépticos que debatieron firmemente esta interpretación debido a que si era cierta, significaba que las estructuras observadas debían tener colosales alturas.

Tuvieron que pasar 13 años para que el Observatorio de Relaciones Solar-Terrestre, más conocido como gemelos STEREO, lanzado por la NASA el año 2006 captará en febrero un fenómeno similar gracias a sus dos sondas poseedoras de cámaras, detectores de partículas y radio. Se trató de la explosión de la mancha solar 11012, lo cual generó una expulsión de una gigantesca cantidad de plasma caliente y también un tsunami.

De esta manera, fue confirmado el fenómeno de gigantescas olas de cien mil kilómetros de altura, hechas de plasma supercaliente y que se desplazaban a una velocidad superior a los 250 Km. por segundo por la superficie del Sol. Spiros Patsourakos, de la Universidad George Mason, y autor principal del estudio, aseguró que lo observado fue sin duda una onda de plasma caliente acompañado de campo magnético.


Se ha descartado que los tsunamis solares pueden afectar directamente a nuestro planeta, es más, los científicos destacan lo importante y beneficioso que pueden llegar a ser en el estudio y diagnóstico de las condiciones solares, ya que a medida que se propagan pueden alterarse las formas circunferenciales de las olas, suministrando así información de la densidad de la baja atmósfera de la estrella. Aseguran que sólo se lograría obtener de ésta manera. Igualmente, se piensa que podrían ser de gran ayuda para mejorar las predicciones del clima espacial y colaborando a anticipar cuándo una tormenta de radiación podría impactar con la Tierra.

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