El satélite sentó precedente con el primer intento para comprender de manera más detallada el ciclo del agua a través de una observación sistemática desde el espacio, así como también por el papel protagónico que tuvo la industria española dentro del proyecto, ya que nunca antes el país se había involucrado activamente en un programa de la agencia europea asumiendo el reto de convertirse en proveedor principal de un instrumento.
El SMOS se situó en el segundo lugar de los satélites del programa de seis misiones de observación de la Tierra de la ESA, del programa Planeta Vivo. Además, y a pesar del capital requerido para su funcionamiento, es una de las más baratas del programa. Utiliza 69 antenas para medir las emisiones electromagnéticas de la superficie de los océanos y del suelo.
La misión que contó con una participación destacada de España en su construcción y Francia con la plataforma del satélite y operaciones, utiliza 69 antenas para medir las emisiones electromagnéticas de la superficie de los océanos y del suelo. Asimismo, porta un instrumento bastante complejo llamado MIRAS, un Radiómetro por Microondas de Apertura Sintética para obtención de Imágenes de diseño y fabricación absolutamente español.
La Agencia Espacial Europea dio a conocer que a fines del mismo mes del lanzamiento se lograron obtener las primeras imágenes provenientes del observatorio. Se trató de información captada en la fase de ensayos del instrumento MIRAS y aunque la imagen no puede ser interpretada como información útil inmediatamente, para los científicos a cargo demostró que el equipo funcionaba correctamente.
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