Algunos llegan a ingresar a la órbita de nuestro planeta, desintegrándose en nuestra atmósfera por su pequeño tamaño y otros impactan sin mayores consecuencias. Sin embargo, la amenaza de un impacto profundo -como el que acabó con los dinosaurios- no se encuentra del todo descartado y para ellos los astrónomos de todo el mundo trabajando estudiando las órbitas de los cometas con trayectorias cercanas a la Tierra.
Los cometas que deambulan por nuestro sistema solar se originan en dos regiones muy alejadas del Sol: en el Cinturón de Kuiper y en la Nube de Oort. El cometa Halley -de largo alcance- es un representante de esta última región que se encuentra en los límites de nuestro sistema planetaria solar. Cien veces más cerca del Sol se encuentra el Cinturón de Kuiper, donde habitan los llamados objetos transneptunianos -y otros que pueden llegar a convertirse en cometas de corto alcance-, algunos de hasta 1000 kilómetros de diámetro.
El interés de los astrónomos por estudiar esta zona tan alejada radica en que allí se cree que se pueden encontrar vestigios que ayuden a explicar la formación y evolución de nuestro sistema.
La formación del Cinturón de Kuiper tuvo lugar en una región más interna, desplazándose hacia el exterior pasado el tiempo. Por el momento, la información que se tiene del Cinturón de Kuiper es muy poca en comparación con las investigaciones de otras regiones del sistema. Sin embargo, se sabe que podrían existir objetos de tamaño superior al de Marte.
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