Supernova: La más súper de las explosiones

El interés de los seres humanos por saber que existe más allá de nuestro planeta ha estado presente desde las primeras civilizaciones humanas.


Tales de Mileto, Platón y Aristóteles se preguntaron en la antigüedad sobre cuestiones relacionadas con el universo, las estrellas y las características de otros cuerpos celestes. Sin lugar a dudas, el campo de la astronomía es amplio y sumamente apasionante.

A través de la historia, con la evolución y ayuda de las nuevas tecnologías los conocimientos astronómicos se han enriquecido enormemente y sin embargo nos falta mucho descubrir. Uno de los estudios más cautivantes en este terreno le corresponde a las llamadas Supernovas.

Las Supernovas pueden definirse como las explosiones gigantescas de estrellas que expulsan toda su masa a velocidades sorprendentes. Al darse esta explosión se produce una intensa luminosidad acompañada de una ráfaga de radiación que puede ser vista con la ayuda de telescopios y que genera dos posibilidades: la completa destrucción de la estrella o -en caso persista su núcleo central- la creación de una estrella de neutrones que puede generar una enana blanca con una nebulosa a su alrededor o en todo caso se forma un agujero negro.

La explosión de una supernova es muy similar a la de una nova, con la diferencia que la explosión de la primera suele ser mucho más fuerte, un millón de veces superior. Este fenómeno suele presentarse en raras ocasiones, con un promedio de una supernova cada 6 siglos por galaxia.


En el caso de la Vía Láctea se produce cada 50 años. Algunas de las supernovas más famosas de las que se tienen registro son la ocurrida en el año 1504 en la constelación de Tauro que en la actualidad persiste como la Nebulosa del Cangrejo, en 1572 se produjo una supernova en la constelación de Casiopea y en 1885 la producida en la constelación de Andrómeda.



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