Charles Piazzi Smyth: Propulsor de los observatorios en montañas

El astrónomo es reconocido, entre otras cosas, porque gracias a él se aprovechan actualmente las ventajas de las montañas en el estudio del cielo. En su honor incluso fue bautizado con su nombre un pequeño cráter lunar.
El italiano Charles Piazzi Smyth nacido en Nápoles en 1819, recibió sus primeras lecciones de astronomía por iniciativa de su padre quien instaló en Bedford, un observatorio que sirvió para educarlo en la ciencia del espacio. Luego de ser nombrado en 1845 astrónomo real de Escocia, ingresó a la Universidad de Edimburgo. Institución en la que posteriormente ofreció servicios como docente de astronomía.
Este científico se hizo conocido por sus innovaciones en la astronomía y sobre sus estudios de la Gran Pirámide de Giza. Además por ser pionero en realizar observaciones experimentales en las cumbres de la isla de Tenerife, perteneciente a la Comunidad Autónoma de Canarias.
Durante su corta estadía en la isla comprobó los beneficios que proporcionan los observatorios astronómicos ubicados en alturas de montañas. Llevó a cabo mediciones de la Luna, estrellas binarias, la luz zodiacal, y de la radiación ultravioleta que emite el Sol.
Charles Piazzi trabajó también, junto a John Taylor, en el desarrollo de la denominada piramidología. Que plantea especulaciones pseudocientíficas respecto de las pirámides, como por ejemplo las conocidas ideas de que no fueron construidas por humanos, sino que probablemente por extraterrestes, y que no se trata en absoluto de tumbas de la época.
Piazzi es el autor del libro “Our Inheritance in the Great Pyramid” (“Nuestra herencia en la Gran Pirámide”, en su versión al español), que plasmó esta nueva forma de entender la Gran Pirámide de Giza, identificada por ser la mayor y más antigua, siendo la única que perdura de las Siete Maravillas del Mundo.
Las teorías tuvieron gran controversia entre la comunidad científica en el campo de la egiptología durante el siglo XIX, pero ya a fines de siglo había perdido la mayor parte de su principal apoyo. Aunque siempre han generado una especie de magnetismo esotérico para los apasionados por el cielo.

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