Stardust: El polvo interestelar

Los cometas son portadores de información valiosísima capaz de desentrañar los secretos de la formación de nuestro sistema planetario solar y aún hasta de como se originó la vida en nuestro planeta.


Se trata de los remanentes que aún perduran del nacimiento de nuestro sistema según calculan los astrónomos hace aproximadamente 4,500 millones de años.

Con estos conocimientos, la Agencia Espacial de los Estados Unidos -NASA- decidió lanzar la sonda Stardust el año 1999 con la finalidad de recolectar mayor información de estos astros que pasan luminosos y raudos ante nuestra vista desde la Tierra. El cometa elegido para la investigación fue el Wild 2 y su coma, es decir, la nube de polvo y gas que envuelve el núcleo de los cometas.

El lanzamiento de la Stardust se produjo exactamente el 7 de febrero del año 1999 y no fue hasta el año 2004 que pasó cerca del Wild 2, pudiendo recolectar del polvo de su coma, además de tomar precisas fotografías de su núcleo.

El 15 de enero del año 2006, la sonda regresó a la Tierra con partículas de polvo interestelar -preservadas en aerogel y del tamaño aproximadamente de un tercio de milímetro de diámetro- y descendió en el Gran Desierto del Lago Salado en Utah sin ningún problema. Al momento de reingresar a la Tierra, la sonda se convirtió en el objeto -hecho por el hombre- más rápido que ha traspasado la atmósfera terrestre con una velocidad de 46,446 kilómetros por hora.


La NASA repartió las muestras de polvo entre más de 150 científicos de diferentes partes del mundo para su estudio. Algunas de las conclusiones a las que se llegaron fue que los cometas poseen en su interior componentes mucho más complejos de lo que se creía. Cabe mencionar que esta misión fue la primera que recogió muestras de polvo espacial más allá de la Luna.

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