Contaminación lumínica: La gran preocupación de los astrónomos

Contemplar el cielo estrellado siempre ha sido el pasatiempo nocturno preferido de miles de personas, tanto soñadores y románticos como científicos, sienten fascinación por el firmamento.
Pero qué pasaría si te contamos que ese panorama se vuelve cada día más difícil de apreciar, a continuación te invitamos a conocer el por qué.

La alteración que hemos producido como raza humana hacia el medio ambiente es una de las problemáticas más importantes que tiene el mundo actual y, lamentablemente, nuestro cielo nocturno no ha quedado exento de ella debido al protagonismo desmedido que ha tenido la luz artificial. La emisión de ésta energía en ciertos sectores que es innecesaria y en donde la luz artificial brilla hacia fuera, en dirección al cielo, en vez de concentrarse hacia abajo, es lo que denominaremos Contaminación Luminosa o Lumínica.


La contaminación lumínica (CL), tiene como manifestación más evidente el desvanecimiento de la oscuridad y la alteración radical de los niveles de luz, lo que para los astrónomos se ha traducido en la imposibilidad de observar los astros con claridad, a excepción de los más brillantes, ya que son opacados o prácticamente anulados por la atmósfera iluminada por las luces artificiales de las ciudades.

De todos los tipos de polución que enfrentamos, la lumínica probablemente sea la más fácil de remediar. Sólo se necesita de una planificación diferente, sencillas modificaciones en los diseños y en la instalación de alumbrado se traducirían en cambios inmediatos en la cantidad de luz que se dispersa a la atmósfera y, por supuesto, en ahorro de energía.

Por suerte poco a poco los países han ido tomando conciencia sobre este problema que nos aqueja a nivel mundial y la importancia de innovaciones. En muchas partes han adoptado diferentes políticas para solucionarlo, como es el caso de Flagstaff, Arizona que fue uno de los primeros sectores donde se realizaron esfuerzos de la sociedad civil para controlar la contaminación luminosa, con el fin de cuidar la vista del Observatorio Lowell, que se alza por encima de la ciudad, llegando en 2001 declararse la primera ciudad internacional de cielo oscuro.


América latina tampoco ha quedado indiferente, en 1999 entró en vigencia la Norma de Emisión para la Regulación de la Contaminación Lumínica, que establece un marco legal para la protección de la calidad del firmamento, destinado a proteger los cielos oscuros en las regiones chilenas de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, conocidas por su actividad astronómica profesional. Al corto plazo el desperdicio de electricidad en iluminación inútil disminuyó notablemente.

La colaboración ciudadana individual es vital en el cambio que podemos producir, únete a la campaña evitando la emisión de luz hacia el cielo, logrando centrar de manera eficiente la iluminación, obviando las lámparas de mercurio y, por último, a partir de medianoche reducir la luminaria a los niveles mínimos. De ésta manera estarás aportando para que las siguientes generaciones puedan continuar deleitándose mirando las estrellas.

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